Tenemos que ser pacientes, hay gatos que tardan más tiempo en hacer vida normal con la familia, no hay que tirar la toalla a los dos días ni esperar que el gato se abalance sobre nosotros nada más vernos. Pongámonos en su situación, ellos no entienden el cambio que acaba de experimentar su vida y nosotros somos, en su forma de ver las cosas, un peligro potencial. La mejor forma de que vean que no tienen nada que temer es respetando su espacio y su evolución. El contacto físico debe estar limitado a los momentos en los que el gato este cómodo con él. Esto es especialmente importante en casas con niños pequeños.
Si el gato está escondido fuera de su zona de seguridad y creemos que no va a volver a ella, hay que dejar cerca de su escondite todos los recursos necesarios (agua, comida, arenero) para que pueda valerse de ellos hasta que se atreva a llegar mas lejos.
Dentro de los procesos de adaptación podemos encontrar varios casos, según los animales que convivan actualmente en nuestro hogar:
- Introducir un gato, cachorro o adulto, en una casa sin más gatos ni otros animales:
El gato, siempre que tenga más de dos meses que, por otra parte, es la edad mínima a la que deberían independizarse, tiene capacidad suficiente para alimentarse e ir al arenero sin ayuda externa. El objetivo de la “zona segura” es que los primeros días todos estos recursos estén al alcance del gato sin necesidad de moverse demasiado. Cuando el gato vaya cogiendo confianza irá aumentando el radio de sus exploraciones. Siempre que se quede solo debería estar en esa zona segura, hasta que vaya esté totalmente adaptado a su nuevo hogar.
- Introducir un gato, cachorro o adulto en una casa con más gatos:
Como decíamos el gato es un animal territorial, y a veces es difícil que acepte a otros gatos en su entorno.
La primera regla que debemos conocer es:
¡nunca presentes a un gato otro gato libremente y de golpe!
Necesitamos unas pautas para que el gato se estrese lo menos posible y que sea algo progresivo para que lo vaya aceptando poco a poco. Si lo hacemos de golpe y se pelean, luego será más difícil presentarlos para que se lleven bien.
También hay que tener en cuenta que no siempre los gatos quieren compañía, sobre todo los gatos que son ya mayores y llevan viviendo solos muchos años, no suelen estar contentos con un nuevo compañero, mucho menos si es demasiado joven y enérgico. De todas formas esto es algo muy general, lo importante es que entendamos que cada gato es un mundo, con su carácter individual, y para llevarse bien con otro, necesitan conectar y ser compatibles.
No importa que sean del mismo o diferente sexo (siempre hablamos de individuos únicos), y respecto a la edad, un gatito pequeño es más fácil de introducir porque no responde a los bufidos y gruñidos del otro y porque aún no es competencia territorial, pero los gatos adultos también se pueden adaptar bien a otros gatos.
Los gatos no sólo tienen que tolerarse, tienen que relacionarse, entenderse y ser felices en su entorno, sin sentirse acosados y ni asustados, deben vivir tranquilos y con acceso libre a toda la casa sin tener miedo de cruzarse con nadie. A lo mejor no juegan mucho entre ellos y no duermen pegaditos ni se lavan entre ellos, pero eso no significa que su relación sea mala. Lo importante es que convivan en armonía y sean libres de ser y hacer.
PRIMERA FASE:
Dejamos al gato nuevo en la “zona segura”, es decir una habitación donde tenga todo lo que necesite y así empiece a conocer el entorno y dejar su feromonas. De esta forma, nuestro otro gato estará libre por la casa como siempre, excepto en esta habitación.
NOTA: debes conocer bien el estado de salud de cada gato, ser desparasitado, y testado de leucemia e inmunodeficiencia felinas.
La primera presentación podemos hacerla metiendo al gato nuevo en un transportín o jaula grande (dependiendo del tamaño del gato) dejándolo en la misma habitación (sin forzarlo), y dejando entrar a nuestro gato en la habitación, sin obligarle, para que huela todo y vea al gato nuevo.
El trasportín o jaulón debe estar pegado a una superficie, pared, sofá, para que se sienta más protegido.
No recomendamos su uso por más de 1 mes y tampoco fuerces a ningún gato a entrar en el jaulón o transportín.
Los gatos al ver otro gato suelen responder con un lenguaje defensivo, y si no ponemos esta medida de seguridad, lo más normal es que se agredan. Por eso, durante las presentaciones recomendamos dejar a los gatos tranquilos y no intervenir. Debemos dejar que se bufen, gruñan y agredan al jaulón si lo necesitan. No debemos regañar, ni tocar ni hablar a los gatos, tampoco debemos tener la TV con el volumen alto o cualquier cosa que les estrese más en este momento. No debe haber muchas personas ni niños caminando o moviéndose alrededor. Debemos crear un espacio tranquilo donde ellos puedan concentrarse únicamente en el gato nuevo que tienen delante.
Por otro lado, hay que vigilar que el gato que ya vivía en casa no deje de comer. Es normal que se asuste, se estrese, se esconda al principio, pero no debe dejar de comer ni realizar sus necesidades en el arenero, es lo único que debemos vigilar. Si deja de comer o notas algo raro en la salud de uno de los gatos, consulta a tu veterinari@.
Las presentaciones en esta fase son ratos durante el día, cuando podamos, una vez al día como mínimo, vigilando bien que ambos gatos están más o menos tranquilos y que no estamos forzando nada.
Durante los primeros días, generalmente los gatos están tensos y sólo pueden prestar atención al otro gato, por tanto no introduciremos comida ni premios, no es necesario hacer un refuerzo positivo porque en este momento aún no están preparados, están asimilando y asegurándose de que el otro gato no es una amenaza. Tampoco es necesario hacer intercambio de olores, sólo deben verse con protección y tener tiempo suficiente de gestionarlo antes de abrir. Si uno de los gatos se estresa demasiado (maullidos muy altos, gritos, intenta atacar al transportín o jaulón o el que está dentro salta y se estresa mucho), debemos terminar la sesión.
SEGUNDA FASE:
Si durante las presentaciones los gatos están más o menos tranquilos, podemos esperar así bastante rato, dando por ejemplo premios a ambos gatos si no están tensos, y luego sacamos a nuestro gato de la habitación tranquilamente, cerramos la puerta y dejamos salir al otro gato del transportín o jaulón.
Tras unos días haciendo estas sesiones, cuando veamos que ambos gatos están tranquilos, ya no gruñen ni se bufan, o si nunca hubo un intento de agresión y se hacen señales de calma o amistosas (mirar para otro lado en vez de miradas fijas, tumbarse boca arriba, y no mostrar signos de miedo como bufidos o gruñidos), entonces podemos abrir la puerta del transportín o jaulón después de un rato de estar viéndose, y sin obligarles ni forzar las distancias, permitir que el gato nuevo salga a explorar si quiere. Normalmente antes de que salga, recomendamos hacer una sesión de premios o comida húmeda para evitar que salga corriendo y haya una persecución, aparte de para crear también un momento positivo entre ellos. En esta situación se puede producir alguna persecución pero entonces intervenimos e intentamos que no se agredan, sin enfadarnos ni alterarnos, sólo con un ruido suave que les distraiga o poniendo algo en medio entre ellos, pero nunca jamás agarrar a ninguno de los dos porque nos pueden agredir a nosotros y producirse una AR (Agresividad redirigida).
También en este tiempo podemos frotar suavemente una toalla en las mejillas de los gatos e intercambiarlas para que perciban las feromonas del otro gato, y colocar feromonas artificiales como apoyo.
Cuando los gatos ya estén juntos, todavía puede haber un período de persecución, bufidos, gruñidos, mucho más leves, es entonces cuando ambos gatos deben tener más espacio, dejando la casa para ellos y cuando podemos empezar otras sesiones positivas para ambos: Ponerles algo rico de comer una o dos veces al día y ponerles juguetes interactivos. Es importante crear momentos positivos con ambos gatos, para que se sientan integrados pero sin forzar nada. Hemos conseguido que se toleren, pero la relación entre ellos la deben ir construyendo ellos, según sus personalidades.
Si vemos que uno de los gatos es muy pesado intentando jugar y el otro no quiere, debemos desviar su atención hacia un juguete y que juegue con nosotr@s, así no descarga toda esa energía con el otro gato, que prefiere tranquilidad. No le canses, porque se sobreexcita y es peor, sólo entretenle.
TERCERA FASE:
Según alargas el tiempo de convivencia entre los gatos, deberías ver que aparte de hacerse caso el uno al otro, también hacen vida independiente el uno del otro, comen, duermen, pasean. Es aquí cuando puedes pasar a dejarles convivir todo el tiempo posible. Una vez se han tocado y han interactuado, la relación comienza y podemos bajar la guardia. Hasta que no se relacionen, interactúen, no debemos dejarlos solos ni dejar de vigilarlos.
- Introducir un gato en un casa con perro/s:
Cuando introducimos un gato en una casa con perros debemos usar la zona segura como lugar de refugio del gato procurando, mediante barreras físicas, que el gato pueda entrar en ella y el perro no. Así conseguiremos minimizar las situaciones de tensión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario